
Cuando terminé de escribir por primera vez mi novela, pensé que lo había hecho bien: estaba cómoda con lo que había escrito, feliz por todos mis logros..., después de leerlo un millón de veces, no le encontraba ningún fallo apreciable. Sin embargo, cuando llegaban a mano de los lectores, todos coincidían en lo mismo: todo sucedía demasiado rápido.
Después de que pasaran unos tres o cuatro meses y de haberme olvidado de la novela, la retomé con la intención de ver esos fallos que todos decían, pero que yo no había visto hasta el momento. Me llevé las manos a la cabeza cuando vi que todo lo que me decían era verdad y que debía darle más sentimiento, emoción y suavidad a la novela.
Al principio pensé que bueno, era mi primera novela, no la quería cambiar..., pero a medida que fui dándome cuenta de que no quería que nadie la leyese por miedo a que se encontrase con aquello, decidí ponerme con una segunda edición. Amaia era mi primer libro y debía darle el hueco que necesitaba y se merecía.

Conté con la ayuda de Esther Abellán, administradora del blog Rumbo a lo desconocido, para todo el tema de la corrección y revisión y desde aquí quiero darte las gracias por haberme ayudado tantísimo con esta nueva edición que tanto se merecía mi protagonista.
En cuanto al exterior, no hay muchas cosas que hayan cambiado. Simplemente, en la edición en papel que tengo en casa (y que podéis adquirir a través de mí), hay ahora dos solapitas que me hacía mucha ilusión tener. Ya probé la idea con mi segundo libro, «Las mariposas de tu luna» y Amaia no podía quedarse sin ellas.
No sé si me dejo cosas en el tintero. Probablemente sí, pero es que lo bueno se da en pequeñas dosis...
Ahora que lo tengo en físico lo leeré al fin 😍😍😍
ResponderEliminar¡Espero que te guste!
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