
Me informé sobre todo lo que pude acerca del arte. Aproveché mi visita a Madrid después del musical del Rey León para dar una vuelta por El Prado. Allí me empapé de todo lo necesario para poder plasmarlo en la historia, aunque el museo, como tal, no aparece en ninguna página. Aprendí a ver los cuadros desde otros ojos, fui consciente de mucho más información acerca de artistas de los que poco conocía y pude ver en vivo y en directo aquellos cuadros que me acompañaron durante todo el proceso.

Analicé el libro desde el principio hasta el final y puse notas adhesivas en todo lo que me podía servir para la historia. Sin embargo, tenía que ser consciente de que no dejaba de ser una historia romántica contemporánea, por lo que debía tener cautela a la hora de introducir tantos datos artísticos. Quizá haya demasiados, aunque nadie me ha dicho nada al respecto, pero por primera vez me centré en escribir aquello que quería leer.
Dani Martín y Beret ha sido lo que más ha sonado en mi reproductor de música mientras tecleaba las palabras que han formado «El arte de amarte». Ellos siempre saben cómo arreglar los que otros ni siquiera rompen; es una auténtica maravilla. Es por todo esto por lo que todos los datos que encuentras en este libro son completamente reales, a excepción de la galería que regenta Gonzalo. La información de los cuadros, artistas y arte, en general, es fiel a la realidad y puedes contrartaslo dónde y cómo quieras.
El arte era amor, expresar en un lienzo en blanco todo lo que tu corazón quiere reflejar.
No sé si me dejo cosas en el tintero. Probablemente sí, pero es que lo bueno, se da en pequeñas dosis...
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